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Lore
Guanteletes Cacería Salvaje
Golpea implacablemente.
II
Una monolítica torre de marfil se alzaba sobre el distante horizonte. Siegfried, el primer titán asaltante de la Orden Práxica, se sentó frente a la Ira de la Reina y dos guardaespaldas. Su nave pasó a través de la deslumbrante arquitectura de amatista y los nebulosos túneles de la Ciudad Ensoñada. Unos reflejos cristalinos bailaban por la cabina a su alrededor como destellos de niebla de arcoíris, y captaban el brillo de los pulidos Caminantes de dunas de Siegfried.
"Nunca había visto este camino".
"No me sorprende. La mayor parte de la ciudad permanece inescrutable para las miradas curiosas", rio Petra Venj. "¿Ya has venido aquí antes?".
"Una o dos veces. ¿Allá, en la niebla, es Rheasilvia?" Siegfried se quitó su casco y lo colgó en la Invectivo al lado de su asiento. Llevaba una gruesa trenza en el medio de la cabeza que se perdía en una barba incipiente, que se convertía luego en una suntuosa barba.
"Así es". Petra miró al hombre de arriba a abajo. "Ese no es un aspecto común para un guardián".
"Me lo hice durante la Guerra Roja y luego me gustó". Siegfried se acarició el mentón. "¿Tus soldados estarán listos para marchar una vez que lleguemos?".
"Al anochecer". Ella sostenía las notas en su mano estirada. "¿Entiendes a lo que te enfrentas?".
Siegfried tomó el paquete de notas y se lo guardó en su coraza detrás de un sello de cormorán. "Combatientes de la colmena incontables".
"Sí, y particularmente brutales".
"Siempre ha sido así para mí", sonrió Siegfried. "Estoy seguro de que tus corsarios no permitirán que me lastimen. Y yo haré lo mismo con ellos".
"Estarán aliviados de tener a un guardián liderando el ataque".
"El informe mencionaba que a la fauna la aquejaba… ¿una infección generalizada?".
Petra mantuvo la preocupación de su cara. "Recientemente, los seres sapientes han comenzado a mostrar síntomas también".
"Se está expandiendo". El titán práxico se inclinó hacia adelante. "¿Cómo han estado combatiendo esto?".
"La información indica que la colmena se congrega alrededor de algún tipo de reliquia. Creemos que ese es el punto de origen de la afección". Petra señaló su coraza. "Tus notas tendrán más detalles".
"Entiendo que no debo destruir esta reliquia. Pero, ¿por qué?".
"'Lo que sea a lo que la colmena se incline, asegúrenlo, intacto'.", citó. "Representa muchos interrogantes para descartarlo sin examinarlo".
"Esa no es mi perspectiva. La colmena existe para purgar o para ser purgada. Digo que los obliguemos". Siegfried volteó hacia la Ira de la Reina. "Más allá de mis sentimientos, tú eres la comandante de esta expedición. Acataré tus órdenes".
"Hazlo con cuidado. Solo tú estás autorizado para acercarte a la reliquia. Mis corsarios no disfrutan la protección de la Luz, y los quiero a una distancia segura una vez que el nido esté asegurado".
"Muy bien. Aun así, mi recomendación para la Vanguardia siempre será a favor de la erradicación o la contención".
"El Arrecife tomará nota de sus opiniones. Por ahora, me imagino que la Vanguardia está enfocada en Europa. Por menos, si lo que Eris me dice es verdad".
"Eris Morn es una traidora". La voz de Siegfried era severa, y tenía la mirada fija en la de Petra.
Su labio se convulsionó y produjo un silencioso gruñido. "La información que ella comparte indica lo contrario". Petra se alejó de Siegfried mientras la nave se sumergía en la niebla. Pensó en la última carta de Eris, el avistamiento de Variks. Piezas en movimiento. Abrigos girando o divididos. Matices de la guerra. "Tal vez, este despliegue sea bueno para ti".
"Cualquier despliegue donde mi Luz puede replegar a las sombras es uno bueno".
